Los bailarines de la cuerda
RFA (Alemania) | 10 min | Silente
Corto de animación, que nos muestra a dos personas conectadas por una cuerda jugando con las perspectivas y las dos dimensiones.
[...] Los pioneros de la animación tradicional, como Otto Messner o los Fleischer, descubrieron desde un principio que en el estrecho marco de la hoja de papel cesaban de ser válidas las restricciones del mundo real, de forma que todo, absolutamente todo, estaba permitido. Esta libertad absoluta ha sido una de las constantes de la animación en su siglo de existencia y prácticamente todo nombre importante de esta forma ha venido a (re)descubrirla una y otra vez. En ese sentido, el corto de Krumme, perteneciente a la última década de dominio en solitario de la 2D es un epítome perfecto del potencial liberador y expresivo de esta técnica que ahora parece estar cayendo en descrédito y desuso.
Los medios que el animador alemán utiliza son mínimos. Dos personajes reducidos a sus trajes negros y sin rasgos característicos, más allá de ser uno gordo y el otro flaco, un cuadrado negro pintado en el suelo y una cuerda roja que ambos personajes van a mantener agarrada durante la entera duración del corto. Con esos sencillos elementos, y el combate que se establece entre ambos personajes por conseguir el control de la cuerda y, por consiguiente, dominar a su pareja de baile, Krumme embarca al espectador en un atrevido juego intelectual en que nuestras percepciones sobre la realidad van a ser contradichas a cada instante, generando una y mil paradojas visuales, imposibles en la realidad, pero perfectamente lógicas y creíbles, como digo, en el estrecho espacio de la hoja en blanco.
Dicho así, el corto podría reducirse a un simple ejercicio de estilo, una exploración tardía en las posibilidades aún por descubrir de la animación tradicional. Es posible, sin embargo, realizar una segunda lectura, política en este caso, en el que el conflicto que involucra a estos dos personajes indistinguibles, cuyas causas no se nos explican, pero que por su similitud no debería existir, acaba convirtiéndose en la razón única de su existencia, de forma que cuando al final parece resolverse, no sabemos si por derrota o abandono, el supuesto vencedor se encuentra desolado y abandonado, destinado el mismo a la destrucción, como el corto se ocupa de ilustrarnos, en claro símil de este mundo moderno en el que se explota el conflicto por el conflicto, sin meditar en las consecuencias que termina acarreando. (
David Flórez en
Caminando en círculos)
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