Yugoslavia | 14 min | Sin Diálogos
"Es bien sabido que algunas de las piezas más bellas y originales de animación han sido creadas en Europa del este, en países del antiguo bloque soviético, durante la segunda mitad del siglo XX. Uno de esos lugares de enorme producción es Zagreb, importante centro cultural de la Ex-Yugoslavia, hoy capital de Croacia, en donde mediante importantes subvenciones de un duro gobierno se produjeron muchas obras que vale la pena estudiar.
Una de las más interesantes es la brillante “Satiemania” de 1978, de Zdenko Gasparovic, un homenaje al compositor francés Erik Satie. Secuencias animadas aparentemente inconexas se suceden para pintar una vida cotidiana urbana y glamorosa, pero siempre decadente.
Debo resaltar especialmente la tercera pieza, en donde los roles de género son retratados de forma inconexa y ambigua, pero claramente crítica hacia la paradoja de poder que vive la mujer en ciertos ambientes; sexualmente poderosa, socialmente falsa y sentimentalmente frágil.
Las imágenes de Gasparovic se entrelazan ágil e instintivamente, conformando un protagonista colectivo que nos muestra todas sus caras, cómicas y deprimidas, benevolentes y malévolas, modernas y decadentes. Después de todo, ese protagonista sabe que es en las altas horas de la noche burguesa donde debe perderse la esperanza, para poder soñar con recobrarla durante el día.(...)" (CHANIMAT)
Una de las más interesantes es la brillante “Satiemania” de 1978, de Zdenko Gasparovic, un homenaje al compositor francés Erik Satie. Secuencias animadas aparentemente inconexas se suceden para pintar una vida cotidiana urbana y glamorosa, pero siempre decadente.
Debo resaltar especialmente la tercera pieza, en donde los roles de género son retratados de forma inconexa y ambigua, pero claramente crítica hacia la paradoja de poder que vive la mujer en ciertos ambientes; sexualmente poderosa, socialmente falsa y sentimentalmente frágil.
Las imágenes de Gasparovic se entrelazan ágil e instintivamente, conformando un protagonista colectivo que nos muestra todas sus caras, cómicas y deprimidas, benevolentes y malévolas, modernas y decadentes. Después de todo, ese protagonista sabe que es en las altas horas de la noche burguesa donde debe perderse la esperanza, para poder soñar con recobrarla durante el día.(...)" (CHANIMAT)
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