Impresiones en alta atmósfera
País Vasco (España) | 7 min | Silente
Sistiaga nos sorprende con una nueva obra donde ha utilizado también la animación sin cámara, o sea, el pintado de celuloide; se trata del corto Impresiones en la Alta Atmósfera, ironía sobre el título del film de José Montes-Baquer y Salvador Dalí, Impresiones en la Alta Mongolia. Para ello ha utilizado el formato 70 mm (anteriormente usó el de 35 mm) y lo ha subtitulado «poema visual», dedicado a Nijinsky y Oteiza. Contrariamente a su largo, en éste ha utilizado música y sonidos. Durante 6'30'' se van sucediendo en la gran pantalla multicolores formas circulares que adquieren un dinamismo que en la obra estética inerte ni siquiera puede ser adivinado.
José Antonio Sistiaga (Donostia, Gipuzkoa, 1932)
La obra de Sistiaga en el panorama del cine de animación experimental de nuestro país es la excepción que confirma la regla, y ello por haber realizado el único largometraje abstracto y además sin sonido de la historia, o sea, un film pintado, rallado y manipulado a mano sobre el mismo soporte fílmico, usando la técnica de «animación sin cámara», y llevando a la práctica hasta las últimas consecuencias las teorías que esbozara Leopold Survage en 1921.
Se trata del film ...ere erera baleibu icik subua aruaren... (1968-1970), que pese a su importancia no es citado a veces en obras de autores extranjeros específicas sobre este tema. Tampoco Sistiaga, pese a su particular y personal obra, ha tenido continuidad, pues han transcurrido veinte años entre sus dos experiencias en el cine de animación, este largometraje y su último corto, Impresiones en la Alta Atmósfera (1988-1989).
La incomprensión traducida en hostilidad delante de una obra cinematográfica abstracta o no figurativa como la de Sistiaga se plasmó en una reacción de escándalo por parte del público, como en la presentación de su largo en la Filmoteca de Barcelona, que ya cité antes. El público, aun el especializado, educado en unos moldes audiovisuales basados en la convencionalidad, la rutina y las «buenas formas estéticas, cinematográficas y de cualquier otro género», no admite ninguna «extralimitación» de estas normas. «Normal» viene de norma...
En el libro citado en la Bibliografía37, Práctica fílmica y vanguardia artística en España: 1925-1981, se dan algunos detalles interesantes sobre este largometraje: «(...) En un principio, Sistiaga pensaba desarrollar su proyecto inicial como un enfrentamiento entre una parte dinámica -intervenciones pictóricas sobre el celuloide- y otra estática -compuesta por fotografías-. En el transcurso de los primeros meses de trabajo el autor ha decidido desviar la ideal inicial, prescindiendo de todo elemento representativo (...). El film está compuesto por 67 variantes o fragmentos (incluyendo una larga secuencia en blanco y negro): unos, pintando sobre la película, sin tener en cuenta la división en fotogramas; otros, delimitando el área de cada fotograma a fin de obtener, en la proyección, unas formas concéntricas en perpetua mutación (...).
Sistiaga utilizó diferentes materiales para su realización, pinceles y brochas, tintas de colores y tinta china mezcladas con agua y arena, produciendo a veces incluso pequeñas perforaciones, aprovechando o utilizando la acción de la humedad, el secado y el cambio de temperatura, que originaron grietas, burbujas y formas geométricas, como círculos y rallas reiterativos, así como salpicados y manchas accidentales.
Unsain, por su parte, escribió: «(...) (el film) mostraba durante 75 minutos una continua evolución de formas, colores y estructuras, siendo motivo de irritación, jolgorio o admiración para el espectador».
Y Dominique Noguez lo elogiaba diciendo que era «uno de los más largos y de los más bellos films no figurativos enteramente pintados sobre la película jamás realizados en el mundo»
El historiador italiano Giannalberto Bendazzi39 decía por su parte: «Fue el primer largometraje enteramente pintado sobre película (en CinemaScope), y costó a su autor y a sus colaboradores (los familiares) ocho meses de fatigas, con un promedio de doce horas de trabajo por día».
Veinte años después, Sistiaga nos sorprende con una nueva obra donde ha utilizado también la animación sin cámara, o sea, el pintado de celuloide; se trata del corto Impresiones en la Alta Atmósfera, ironía sobre el título del film de José Montes-Baquer y Salvador Dalí, Impresiones en la Alta Mongolia. Para ello ha utilizado el formato 70 mm (anteriormente usó el de 35 mm) y lo ha subtitulado «poema visual», dedicado a Nijinsky y Oteiza. Contrariamente a su largo, en éste ha utilizado música y sonidos. Durante 6'30'' se van sucediendo en la gran pantalla multicolores formas circulares que adquieren un dinamismo que en la obra estética inerte ni siquiera puede ser adivinado. (
Biblioteca Miguel de Cervantes)
En los años 50 y sobre todo en los 60, muchos artistas plásticos se consagran al campo del cine experimental (después al del vídeo), imitando lo que había ocurrido en los años 20, principalmente en Europa, con Fernand Léger, Hans Richter, Viking Eggeling, Man Ray o Marcel Duchamp. Este movimiento, en el que las prácticas se cruzan y se alimentan las unas a las otras, tuvo en España y tiene su máxima expresión en José Antonio Sisitaga, el autor vasco de Ere Erera Baleibu Icik Subua Arauren. (
Metraje Encontrado)
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