sábado, 1 de febrero de 2014

L'egoïste - Alain Gagnol & Jean-Loup Felicioli (1997)


El egoísta
Francia | 4 min | Doblado al Español Latino

Este film es una versión hosca, dura y cruel del paisaje del amor y del sistema que se establece entre un hombre y una mujer. Una exquisita realización plástica de los franceses Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol.

El corto, que articula imágenes con cierto aspecto de Modigliani, ilustra el relato que una voz va narrando. Pese a su brevedad, se divide armónicamente en cuatro pequeñas partes.



"Yo"

"En realidad es muy simple. Sólo pienso en mí. Todo lo que me interesa de este mundo está relacionado más o menos íntimamente conmigo. Adoro comenzar las oraciones con la palabra 'yo'." Un hombre con medio rostro tapado por un parche se despide de una mujer mientras él se queda fumando en la cama. 'Yo' es como un exquisito postre, o saboreo lentamente, consintiendo a mi paladar, a mi lengua.

"Ella"

Lo que me interesó de esta mujer fue su parecido físico conmigo. Me vi en ella como un espejo humano que se mueve, habla, me sigue." El hombre aparece en una calle tomando café en una mesita. Pasa ella y él la sigue con la mirada. Ahora es de noche y una ventana se ilumina. "Qué fascinante fue reconocer mi rostro sobre el cuerpo de una mujer. Inmediatamente me enamoré de mí." Los dos se besan y abrazado salen por la ventana suspendidos en el aire y volando en la noche. Ambos aparecen acostados reposando bajo las sábanas. "Me llevé bien conmigo. Bueno, hasta el accidente." El protagonista está conduciendo y por evitar un animal se despeña por un barranco provocando el incendio del automóvil. "El yo ya no servía salvo para decir 'yo tengo mucho dolor'. El dolor me superaba y ocupaba todo el lugar." El hombre yace en la cama de un hospital con su cara vendada casi totalmente. "Por el accidente perdí la mitad de mi rostro." Le han implantado un parche en la mitad de la cara y el hombre aparece sollozando de desespero. "Finalmente el dolor desapareció."



"Yo y ella"

Ahora la película nos lleva al salón de una casa. "El yo volvió a ocupar el lugar habitual en mi boca: yo tengo calor, yo tengo hambre, yo estoy cansado, yo estoy bien. Todo había vuelto a la normalidad y, sin embargo, no todo estaba bien. Ya no podía vivir así conmigo." Se le ve acostado durmiendo con su mujer en la noche azul y cómo se levanta de la cama sigilosamente... "En realidad es muy simple: su suave rostro observándome, aunque ya no se veía como el mío, se parecía tan poco a mí que comencé a odiarla." Vuelve al dormitorio con un martillo y golpea a la esposa. "Un espejo no improvisa, no se toma libertades. Un espejo copia, imita, se enamora de su modelo." Del martillo caen gotas de sangre. "Y eso es todo".

"Nosotros"

La pareja aparece ya de edad anciana, sentados en un sillón, con rostros agrios y hostiles: ambos tienen parches que cubren la mitad de sus caras. "En realidad es muy simple: después de eso volví a enamorarme de mí mismo inmediatamente". La moraleja es obvio: quien vive egoístamente como si los demás fueran sus espejos, acaba violentándolos. Ilustra a la perfección el comportamiento de quien sólo piensa egocéntricamente en sí mismo. No sólo todo le recuerda a él sino que sólo aprecia lo que se parece a sí mismo y todo lo que no se ajusta a su imagen lo violenta ideológicamente (y, como en la película, a veces, físicamente) para que le refleje a él. Pese a que al comienzo de la película la esposa aparece atendiéndole con sumo cariño cuando está recuperándose de su accidente, con el parche en la cara, él es incapaz de percibir ese amor. Música de Serge Besset. (Sencillez Orden)


DVDRip por Qrosawa


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